Así era nuestro amigo Quillo.

POR MIGUEL ÁNGEL GARCÍA MORENO.

VOCAL DE WEB.

No hace falta que yo explique la calidad humana que atesoraba el corazón de nuestro amigo Quillo, puesto que todos y todas lo conocíais. Pero en estos momentos tan tristes, ahora que un 13 de junio de 2021 ha acudido al toque de martillo y campana de su Capataz, no tengo más remedio que compartir un entrañable episodio que siempre estará en mi recuerdo mientras viva.

Sirva como homenaje a un amigo y un hermano con el que he compartido decenas de charlas y tertulias, y del que casi todo el mundo en la Cofradía tiene recuerdos anecdóticos, entrañables, o simplemente memorables.

Ocurrió hace una década, en el único Viernes Santo que no he podido hacer estación de penitencia junto a la Expiración, cuando yo pertenecía a la cuadrilla del Stmo. Cristo. En la calle Marqués, justo después de girar el trono para esperar la llegada de Ntra. Sra. de la Esperanza, vio a mis padres en la acera para presenciar la solemne Ceremonia como tantos y tantos linarenses.

En ese momento, Quillo no dudó ni un momento en tomar un iris morado del trono y se acercó a mi madre. Después de saludarla con dos besos, le regaló la flor diciéndole con un cariño inconmensurable: «Cuando hable usted con su hijo Miguel Ángel, dígale que ese hueco vacío que hemos dejado en la trabajadera significa que hoy él está aquí presente con todos nosotros«.

Así era nuestro Capataz. Un grande.